viernes, 24 de abril de 2015

Fondo de armario: el Little White Dress

Ya se deja sentir la primavera y sus suaves temperaturas, que dentro de nada comenzarán a subir aún más, y ahora sí es fácil verse con las propuestas que las tiendas nos lanzan desde esos escaparates llenos de color y piernas, hombros y escotes al aire, dispuestos a recibir los primeros rayos de sol. ¡Ahora sí apetece empezar a gastar en ropa de verano!

Pero antes de volverme loca, siempre intento hacer una pequeña lista de lo que voy a 'necesitar' esta temporada, porque si no es fácil comprar un montón de cosas que ahora me parecen una gran idea, y que el próximo verano no querré volver a usar

Hay básicos que nunca pasan de moda y que todos los años se convierten en lo que más usas a diario. Los shorts vaqueros, las sandalias bajas, las camisetas navy... Y entre esos básicos hay uno que sobrevive a las tendencias, y que se renueva año tras año, y ese es el vestidito blanco, o little white dress

Lo más probable es que tengas uno, o más de uno, en tu armario. Dependiendo del patrón y material lo usarás para el día a día o para esas cenas veraniegas que tanto nos gustan. Si aún no tienes el tuyo, apúntalo en tu lista de pendientes

Entre todas las propuestas que ya puedes encontrar en las tiendas, te dejo una pequeña selección en la que encontrarás varios estilos diferentes


Para el día, sencillo patrón y tejido en guipur, siempre de tendencia en la temporada estival. Es de Pull and Bear y su precio 25.99 €


Una opción diferente, elegante y muy original que podrás utilizar para ir a trabajar o salir a comer. Es de Mango, y cuesta 49.99 €


Esta temporada veremos muchos vestidos semi-transparentes. Me encanta esta opción, en la que la parte interior no es muy corta, lo que lo hace válido para trabajar y para mujeres que dejamos atrás los 21 hace ya mucho tiempo... Es de Forever21, y su precio 25 €


En la misma línea de transparencias, y jugando también con el crochet este modelo de Zara, más juvenil que el anterior, sobre todo por el largo. Cuesta 59.95 €
 


De línea sencilla y muy favorecedor, podrás usarlo tanto de día como de noche cambiando los complementos. Es de Warehouse para Asos, y cuesta 78.99 €


No sé qué me gusta más de este vestido de H&M, su espalda cruzada, el largo de la falda o la línea evasé. Pero lo tiene todo para ser mi favorito de esta selección. Su precio es de 59.99 €


Y por último este modelo de SuiteBlanco con el que subida a un tacón de vértigo será imposible pasar inadvertida en las noches de verano. Cuesta 29.99 €

¡Ganas de calor para empezar a estrenarlo todo!

¡Mil besos!

martes, 7 de abril de 2015

Bella Lisboa

Como ya os habréis dado cuenta, Mae's Cloud ha permanecido en estado vegetativo durante casi un año. La vida en casa sufrió varios cambios sustanciales y no encontraba el momento de sentarme delante del ordenador otra vez. Poco a poco intentaré retomar el ritmo normal de publicaciones, en la medida en que sea posible. Gracias por seguir ahí todo este tiempo.

Hacía tiempo que quería añadir una sección de viajes al blog. Hace un par de semanas tuvimos la suerte de poder hacer una escapada de aniversario a Lisboa, y decidí que este sería un estupendo viaje para inaugurar la nueva pestaña que dentro de poco encontraréis debajo de la cabecera.

Tuve la suerte de conocer Lisboa hará casi 15 años, y siempre supe que tenía que volver. Ahora sé que volveré otra vez después de esta. La capital de Portugal es tan bonita que se queda grande para cualquier visita que planees, así que siempre quedan cosas por ver.

La primera y mejor recomendación que os puedo hacer, si tenéis pensado ir, es que compréis la Tarjeta de transporte 7 Colinas. Con ella podréis hacer uso ilimitado de metro, autobús, tranvías y elevadores. La tarjeta es individual y el coste de emisión es de 0.50€, y la recarga por día cuesta 6€. Se puede adquirir en cualquier estación de metro y en puntos autorizados por toda la ciudad. Considerando los precios de los transportes, la habréis amortizado seguramente antes de mediodía. Un gran punto a favor es el que te permita subir a los elevadores, puesto que realmente sólo los usan los turistas, y el precio es de 3.60€ cada viaje. Con la 7 Colinas podréis subir en todos tantas veces como queráis. Sólo por eso ya valdría la pena.

Hacerte con esta tarjeta tiene otra gran ventaja, que consiste en poder elegir un hotel alejado del centro turístico (y por lo tanto de sus elevados precios) sin preocuparte del transporte que tengas que coger para desplazarte. La red de transportes de Lisboa es sencillamente estupenda. Donde no llega el metro sí lo hacen los autobuses o los tranvías.

Nosotros hicimos un intensivo de tres días, de los cuales dos se los dedicamos a la ciudad de Lisboa, y el tercero a Sintra (cualquier persona que lo conozca os dirá que no podéis marcharos de Lisboa sin acercaros a este pueblo donde descubrir un nuevo concepto de la belleza)

Día 1:

Se lo dedicamos al casco histórico de Lisboa. Pasear por sus calles, y además con un día soleado como el que tuvimos, es enamorarte de esta ciudad. Primera visita obligada, el elevador de Santa Justa.




Actualmente se encuentra en estado de reforma de la fachada, así que os enseño una de las fotos de la página Lisboa.es. Es una de las imágenes más características de Lisboa. Habrá quien os diga que si hay mucha cola no merece la pena, porque si algo es verdad es que para tener buenas vistas de la ciudad lo que sobran son miradores. Por algo es la ciudad de las Siete Colinas. Pero realmente creo que no puedes marcharte sin subir. El ascensor por sí solo ya valdría la visita, pero la subida al mirador es tan bonita que yo sólo puedo recomendárosla.



Después de eso, cogimos un tranvía que nos subiese al Castillo de San Jorge. Antes de llegar, pasaréis por lugares como el Mirador de Santa Luzía, desde el que volveréis a tener unas vistas privilegiadas de Lisboa, esta vez del barrio de Alfama


Nosotros sentimos debilidad por los castillos, el que vemos no se escapa... El de San Jorge se ve desde muchas partes de la ciudad, coronando una de las colinas. La visita nos gustó mucho. Está restaurado y puedes pasar toda la mañana o toda la tarde viéndolo si no tienes más que hacer. No era nuestro caso, por supuesto. Pero aún así le echamos varias horas.


Una de las torres aloja la llamada 'cámara oscura' que si decidís visitar el castillo tenéis que ver. En lo alto de la torre han instalado un periscopio, y mediante un juego de espejos y cuerdas te enseñan una panorámica de la ciudad de lo más original. Vale la pena hacer la cola que suele formarse para los diferentes pases, en tres idiomas, cada 30 minutos


Parada para comer en el barrio de Alfama, y acto seguido visita a Sé Catedral


De entrada gratuita, la visita no os llevará mucho tiempo y vale la pena. El interior es muy bonito, y el exterior ya lo véis, una pequeña 'Notre Dame'

A estas alturas de la tarde estábamos ya totalmente reventados, así que cogimos otro tranvía para visitar el barrio Alto y subir a los elevadores de la zona. El único elevador vertical es el de Santa Justa. Los demás son funiculares que sirven para subir y bajar algunas calles que están, como digo yo, 'de pie'



Si tenéis intención de conocer la noche lisboeta, el barrio Alto es el lugar al que dirigirse. De día es un barrio precioso, en el que encuentras cosas tan curiosas como la librería en activo más antigüa del mundo, la Bertrand, con un diploma Guinness a la entrada que lo certifica.

Día 2

Abandonamos el centro para dirigirnos a la ribera del río Tajo. Empezamos la visita por la Rúa de Belém, donde se encuentra la archiconocida Fábrica de los Pasteles de Belém. Si hay algo que debes probar en Lisboa, aparte de sus mil y una maneras de cocinar el bacalao, son estos bocaditos que te harán repetir una y otra vez


Una vez lleno el estómago, continuamos nuestra marcha hasta el vecino Monasterio de los Jerónimos



Nosotros sólo visitamos la iglesia del monasterio, había muchas cosas que ver en el día y teníamos miedo de que no nos diese tiempo a hacerlas todas. Y como siempre se dice que hay que dejarse cosas por ver para volver, esa fue nuestra decisión. Eso sí, la iglesia es digna de visitar, nos dejó impresionados

Siguiente visita, el monumento a los Descubrimientos.



Es una visita obligada. El tamaño de las figuras es colosal, y el detalle de cada una de ellas tan minucioso que podrías estar horas admirándolo. Bajo la espada se encuentra la puerta de acceso al interior. En un ascensor puedes subir 6 de los 7 pisos de altura que tiene el monumento para acceder a su terraza (el último a pie), que tiene unas vistas privilegiadas de la desembocadura del Tajo y del puente 25 de abril, hermano pequeño del Golden Gate de San Francisco, realizado por la misma empresa que el americano
A los pies una gigantesca Rosa de los Vientos con el plano de las conquistas del Reino de Portugal. Vale la pena subir sólo por verlo desde arriba


Desde allí, paseíto hasta la Torre de Belém


Construída en el siglo XVI con la finalidad de vigilar la entrada y salida de barcos por el Tajo, es, para mi, la imagen de Lisboa. Fue declarada Patrimonio de la Humanidad en 1983, y si hay una visita que hay que hacer sí o sí en esta ciudad es esta. Sus cinco pisos son visitables, y aunque los interiores son muy austeros comparados con el exterior, es muy curioso ver el sistema de semáforos que tienen instalado para poder subir y bajar sus angostas escaleras

Para poner el broche al día una vuelta por la Plaza del Comercio, un par de tranvías y elevadores más y al hotel a descansar, que los pies ya no dan para más...


Día 3

Seguramente ya habréis oído alguna vez que no debes marcharte de Lisboa sin ir a conocer Sintra. Es un hecho irrefutable. Es una pequeña villa a 30 km de la capital de muy fácil acceso. Si no habéis hecho el viaje en coche desde Lisboa salen trenes que por poco más de 2€ te dejan allí en media hora. Sintra está escondida en medio de un bosque, y aunque es pequeña está plagada de palacios, monumentos y castillos, por lo que os recomiendo madrugar si queréis exprimir la visita, puesto que no cierran muy tarde. Nosotros elegimos para esta ocasión tres visitas


La primera fue, como no podía ser de otra manera, el Palacio da Pena


Situado en el punto más alto de Sintra, es imposible no sentirse niño otra vez al traspasar sus puertas. La mezcla de estilos, materiales y colores es tan abrumadora que por momentos parece que te sumerges en un cuento. La finca en la que se encuentra es tan grande que podrías pasar un día entero visitándola y posiblemente perderte muchas cosas. A la entrada te facilitan un mapa muy completo. Si tienes más de un día para visitar Sintra no lo dudes, prepárate unos bocadillos y calzado cómodo y pasarás un día de campo inolvidable



Segunda visita del día, el Castelo dos Mouros. Que a estas alturas ya sabéis que me gusta a mí un castillo, así que terminado el Palacio da Pena nos encaminamos hasta esta maravilla del siglo VIII recientemente rehabilitado


Si hay algo que haces en Sintra es trabajar piernas y glúteos. Este castillo es una prueba de fondo físico que superamos con nota, aunque esa noche más que dormir lo que hicimos fue entrar en coma después de tanta visita...

Enclavado en lo más profundo de un bosque, sobrecogen el silencio y las vistas. Los trabajos de restauración hacen que la visita sea completa, no hay nada que no se pueda ver y patear


Y la última visita del día era una que no podíamos dejar de hacer. Nuestro amigo Arturo nos lo había recomendado fervientemente, aunque sin darnos ninguna pista de lo que nos íbamos a encontrar. Nunca se lo agradeceremos lo suficiente. Es la Quinta da Regaleira


Este palacio, que parece sacado de una película de terror, es un sitio que realmente hay que ver para creer. La finca está llena de rincones secretos, grutas, estatuas y jardines plagados de referencias a rituales masones, a los templarios y a la alquimia, entre otras cosas... Nada es lo que parece ser, y recuerdo pocas visitas tan divertidas en mi vida como esta


Después de tanta visita, cenita en la playa del Guincho y al hotel a recuperar fuerzas para el viaje de vuelta

Deseando volver a hacer otra escapada, de momento y hasta la siguiente habrá que quedarse con los buenos recuerdos

¡Mil besos!