martes, 3 de noviembre de 2015

De ruta por Escocia. Parte 1

¡Qué ganas tenía de escribir este post! ¿Sabéis cuando llevas tantos años soñando con viajar a un sitio, que cuando finalmente estás allí tienes ganas de pellizcarte para saber que es cierto? Pues esta era la segunda vez que me pasaba. La primera fue en Nueva York, hace ya 10 años de aquello. Pero las Highlands escocesas eran un deseo latente desde que tengo uso de razón, y finalmente este año decidimos aprovechar una celebración muy especial para dar el salto.

Conseguimos juntar 10 días para el viaje, aunque de ruta en realidad fueron 9, el último cogimos el vuelo de regreso por la mañana. Habrá más de un post porque son muchas las cosas que contar y enseñar, pero espero que si tenéis en mente hacer este viaje, los consejos que voy a daros os sean muy útiles. Yo preparé el viaje leyendo blogs básicamente, y salió todo perfecto porque antes de salir de Madrid ya sabía los lugares imprescindibles que quería visitar.



Aquí va una batería de consejos que espero os sean de mucha utilidad:

- fundamental saber de cuántos días dispones. Es importante la época del año. Nosotros hemos estado a principios de octubre y en Escocia anochecía alrededor de las 18:30. Es importante contar con ese factor a la hora de organizarlo, porque si vas en primavera o verano podrás visitar más sitios gracias a la luz, y a que los monumentos cierran más tarde. Aunque cada estación tiene su encanto, y yo no cambio más horas de luz por el color de los paisajes en otoño, con los bosques cambiando del verde al rojo...

- Escocia tiene una red de transporte público muy eficiente, así que si te da pánico conducir por la izquierda, no tienes por qué quedarte con las ganas de ir. Eso sí, el coche te da la comodidad de cambiar de planes, visitar algo a última hora que ni sabías que existía... Conducir por la izquierda es algo complicado al principio, no lo voy a negar, pero al cabo de un rato la cosa empieza a fluir. Yo tuve la sensación de volver a aprender a conducir, pero ni las rotondas son tan terribles como cuentan (en mi caso me resultó lo más fácil) ni te vas a equivocar de carril, al fin y al cabo los demás van por el correcto, sólo tienes que seguirles. Los escoceses son extremadamente pacientes y educados al volante, están más que acostumbrados a la invasión de extranjeros desorientados en sus carreteras, y el 99% de las veces te cederán el paso para hacértelo más fácil. Se echa de menos al volver a conducir en España, la verdad. Además, según te adentras en las Highlands las carreteras son cada vez más pequeñas, hasta llegar a las de un solo carril para los dos sentidos, cosa que no es problema porque cada pocos metros existen apartaderos (Passing Place) para que puedan coincidir dos coches. Y a medida que te alejas de las grandes ciudades, el tráfico también va desapareciendo, hasta que muchas veces da la impresión de que sólo circulas tú por esas carreteras

- considero imprescindible el uso de un GPS para moverte por las Highlands. Puedes alquilar uno junto con el coche, todas las empresas lo ofrecen, pero aquí va uno de esos consejos que valen su peso en oro. Existe una aplicación gratuita para el móvil llamada maps.me que te permite descargar los mapas de carreteras del país al que vas a viajar y funciona sin conexión a internet. Sólo que es más cómodo si vais al menos dos personas en el coche para usarlo, porque no tiene función de voz, pero en 9 días recorriendo carreteras perdidas no se equivocó ni una vez, y nos llevó a nuestro destino siempre. Eso sí, no os fiéis mucho de su estimación de tiempo, puesto que lo normal es que no conduzcas al límite de velocidad, y siempre tardarás más

-para dormir, la opción más económica son los Bed & Breakfast. Existen multitud de ellos en todas las poblaciones. Nuestra experiencia no pudo ser mejor. Los escoceses son excelentes anfitriones, y te hacen sentir bienvenido en sus casas desde el primer momento. Los desayunos caseros son increíbles (el 'Scottish Breakfast' es de prueba obligada al menos una vez). Y los propietarios se desviven por hacerse entender (el acento escocés te hace pensar que no aprendiste absolutamente nada en tus clases de inglés) y son los mejores para recomendar lo que hay que visitar en cada lugar

- cambio de divisa. Os aconsejo hablar con vuestro banco antes del viaje, contarles que vais a estar en Escocia en determinadas fechas (más que nada para que no bloqueen gastos de la tarjeta por si os la han robado) y que os expliquen sus condiciones. A nosotros nos aconsejaron sacar algo de efectivo en el primer cajero que encontrásemos una vez en Escocia, por si acaso, y después usar la tarjeta de débito, que nos daba mejores condiciones al cambio que la de crédito. Lo mejor es informarse de las condiciones particulares de cada uno. En Escocia están acostumbrados a pagar prácticamente todo con tarjetas, hasta los gastos más pequeños, pero nos encontramos con algún sitio que pedían efectivo. En todos los pueblos suele haber cajeros, no hay problema para conseguirlo

- existe un pase para ver algunos de los monumentos más visitados de Escocia. Se trata de la Explorer Pass. Puedes comprarla en la web, o directamente en el primero de los monumentos que engloban. Si lleváis un itinerario más o menos decidido, y sabéis lo que vais a visitar, puede compensar mucho. Y no sólo económicamente... En el castillo de Edimburgo vimos colas enormes para sacar la entrada. Con la Explorer Pass entras directamente, así que es muy cómodo aparte de económico. Algunos de los monumentos que incluyen son el castillo de Edimburgo, el de Urquhart en el lago Ness, el castillo y la catedral de Saint Andrews, el castillo de Stirling...

- si no dominas el inglés, recomiendo hacer una labor de investigación antes del viaje. Los monumentos están muy bien documentados, con muchos paneles explicativos en los que saber más sobre lo que estás visitando, pero únicamente en inglés. En muchos tienes la opción de alquilar un audio-guía que puedes sintonizar en tu idioma, pero en otros muchos no, así que si no sabes inglés es aconsejable investigar sobre lo que vas a visitar, e imprimir la historia de cada sitio para poder consultarla allá donde vas

Vamos allá con nuestra ruta.

Día 1: Aeropuerto de Edimburgo - Stirling- Oban



Cogimos un vuelo temprano desde Madrid, y en cuanto llegamos lo primero fue recoger el coche de alquiler en el aeropuerto, y todo seguido carretera hasta Stirling. Decidimos dejar Edimburgo para el último día porque dada la hora de nuestro vuelo de vuelta era lo más cómodo.


Stirling es una ciudad preciosa, que nos recibió con un clima típicamente escocés, cosa que curiosamente no volvimos a tener hasta nuestro último día en Edimburgo. Sus calles, sus edificios, sus comercios... No puedo imaginar una bienvenida más bonita en nuestra primera visita a Escocia


Paseamos por sus calles, aprovechamos para comer, entramos a conocer la Antigua Prisión, la iglesia de la Holy Rude y su increíble cementerio, y finalmente el castillo de Stirling. Este monumento entra en el Explorer Pass, así que aprovechamos para sacarlo allí mismo. Nosotros optamos por el de 14 días, puesto que estaríamos 9 y a Edimburgo no llegaríamos hasta el noveno


El castillo es una de esas visitas que realmente valen la pena. Está muy bien conservado, y en su interior se encuentran multitud de paneles y maquetas explicativos de sus orígenes y usos. La visita es larga porque hay mucho que ver. Llama la atencíón la parte dedicada a los niños, que yo hasta ahora no había visto en ningún castillo. De forma muy didáctica y divertida les introducen en la Edad Media


A la entrada del castillo se encuentra un monumento a Robert de Bruce, y desde allí se puede ver el monumento a William Wallace. Nuestro horario empezaba a ser apretado para llegar a dormir a nuestro destino, así que dejamos la visita a ese monumento para una próxima visita (a Escocia siempre hay que volver)


Terminada la visita a Stirling, nos pusimos en ruta hacia Oban, donde dormiríamos. Fue nuestro primer contacto real con las carreteras escocesas. Del aeropuerto de Edimburgo a Stirling habíamos encontrado lo más parecido a una autopista, pero desde allí las carreteras ya eran de doble sentido, así que empezaba lo divertido. Realmente lo más difícil es la referencia de las medidas del coche en el lado izquierdo, la conducción por lo demás es prácticamente igual, salvo por el pequeño detalle de que la DGT escocesa no cree necesario poner señales con el límite de velocidad de las carreteras, salvo cuando entras en poblaciones, así que nos guiamos por nuestro sentido común para evitar multas... Básicamente el límite son 70 millas por hora en las carreteras grandes, y 60 en las pequeñas

Y la primera sorpresa la encontramos a pocos kilómetros de Stirling. Cuando llevas varios días conduciendo por las Highlands terminas acostumbrándote a encontrar paisajes así detrás de casi cada curva. Este es el Loch Lubnaig, que está dentro del Parque Nacional del Loch Lomond.

Atravesar el Parque Nacional con el coche fue una de las experiencias más bonitas que recordamos de nuestra estancia en Escocia. Llevábamos sólo unas horas en ese país y no dejábamos de ver paisajes increíbles mirásemos donde mirásemos...

Esa noche dormimos en un Bed & Breakfast en Oban, un pequeño pueblo en el fiordo de Lorn. Al llegar nos enteramos de que ese día comenzaba un festival de música gaélica. Multitud de gaiteros desfilaban por el paseo de la bahía seguidos de muchos habitantes del pueblo que portaban antorchas y velas, dando un espectáculo alucinante para ser nuestra primera noche

Día 2: Oban- Fort William- Glenfinnan- Portree



En Escocia se madruga bastante, el horario del desayuno de los B&B obliga, y eso te da la opción de aprovechar bien el día. Lo primero fue recorrer el pueblo en el que habíamos dormido y que sólo habíamos visto de noche


Oban es un pueblo precioso y elegante, que se asoma a una bahía con forma de herradura, y de cuyo puerto salen barcos en dirección a la isla de Mull. Por la noche ya habíamos visto que tiene mucha vida al salir a cenar, al parecer en verano es un destino muy turístico. Subimos paseando hasta la torre McCaig, que nos pareció una imitación del Coliseo romano que quiso construir un banquero en el siglo XIX, pero que nunca se llegó a terminar. Dicen que la inspiración del señor McCaig para la construcción de esta torre sigue siendo un misterio...


Y desde allí se consiguen las mejores vistas de Oban, sin duda


Desde Oban hicimos una primera parada en Ballachulish para ver el Ben Nevis, que es el pico más alto de Gran Bretaña. Lo ideal es hacer alguna ruta de senderismo por la zona, este país es una paraíso para ese tipo de actividades, pero no era la idea en este viaje. Mucho que ver en pocos días, ya sabéis... También para la próxima


Llegamos a Fort William a la hora de comer. Recorrimos sus calles y probamos un Fish&Chips. Como me temía, no es algo que me guste en absoluto. Pero ¿cómo estar allí y no probar al menos uno?


Fort William es una ciudad que constituye un cruce de caminos para casi todo aquel que lleva rumbo a las Highlands, y desde allí parte en dirección a Inverness o a las islas, que era nuestro caso. Tiene mucha actividad comercial, puesto que también es campamento base de todos los que quieren hacer rutas por la zona del Ben Nevis


A las afueras de Fort William se encuentra la Neptune's Staircase, una serie de ocho esclusas del Caledonian Canal. Fue nuestra primera toma de contacto con el canal, y nos impresionó sobre todo por saber en las fechas en las que fue construido, entre 1803 y 1822, con la finalidad de ofrecer una ruta más segura a los barcos comerciales. Pero cuando terminaron de construirlo los barcos habían crecido considerablemente de tamaño y el canal era demasiado estrecho. Hoy sigue en uso, básicamente para embarcaciones de recreo. Es posible hacer cruceros desde Fort Augustus, por ejemplo


Desde allí rumbo a Glenfinnan, para ver el monumento que recuerda a los clanes que apoyaron la revuelta jacobita del príncipe Charles Edward Stuart , y el viaducto por el que pasa el tren Jacobita, y que muchos habréis visto en las películas de Harry Potter




Desde allí nos pusimos en camino hacia Portree, la capital de la isla de Skye. Nuestra primera intención era haber cogido el ferry en Mallaig, pero el dueño del B&B de Oban nos quitó la idea. Nos comentó que nos cobrarían 40 libras y que el viaje realmente no valía la pena, y lo cierto es que no nos arrepentimos de hacerle caso. Decidimos entrar por el puente de Kyle of Lochalsh, y la ruta en carretera hasta allí fue tan bonita que nos compensó con creces. De hecho, gracias a ese cambio de rumbo tuvimos un primer contacto con el castillo de Eilean Donan, mi gran sueño para este viaje. La visita la teníamos organizada para otro día, pero no pudimos evitar bajar del coche para hacerle fotos con la luz del atardecer. Es aún más bonito en vivo de lo que habíamos visto en el cine o en fotografías


Llegamos a Portree y después de localizar nuestro B&B para esa noche y dejar el equipaje, fuimos a cenar. Otra de las cosas que hay que hacer si viajas a Escocia es probar su plato más tradicional, el Haggis. Se trata de un plato que es mejor probar antes de leer lo que lleva, aunque si nos basamos en lo que llevan nuestra morcilla o nuestro chorizo, no somos quienes para asombrarnos por esto. Es un guiso de asaduras de cordero amasado con harina de avena, hierbas y whisky, todo ello embutido y cocido en el estómago de una oveja. Se sirve con tatties (puré de patata) y neeps ( puré de nabo). El resultado es delicioso. Nosotros tuvimos nuestro primer contacto con el Haggis en un coqueto restaurante de Portree, y nos gustó tanto que volvimos a pedirlo en dos ocasiones más en nuestro viaje


Seguiremos de ruta en próximos posts. ¡Espero que nos acompañéis!

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