Andaba yo enfrascada en la alfombra roja de los premios Grammy que se entregaron anoche, cuando saltó a mis ojos el horror.
Kate Beckinsale estaba estupenda luciendo piernas cuando, de repente, los dedos de sus pies decidieron robarle parte de protagonismo...
El caso es que las sandalias que luce Kate, el modelo Nudist de Stuart Weitzman, son las favoritas de las famosas en las alfombras rojas. Tiene bastante lógica, son ligeras y elegantes, y acompañan perfectamente a cualquier look. El problema es que el pie se sujeta únicamente en dos finas tiras, y la dificultad de mantenerlo en su sitio es muy grande, dada la altura del tacón, que ayuda a que esos deditos ávidos de fama busquen su hueco directamente en la alfombra...
Aún así, esta temporada parecen ser las grandes triunfadoras cuando se trata de elegir calzado para este tipo de actos. Y es difícil salir bien paradas...
Jennifer Lawrence hace lo que puede por mantener el tipo con ellas...
A Naya Rivera, de la serie Glee, no deben molestarle mucho las contorsiones a las que obliga a sus deditos, puesto que las luce tan a menudo como tiene que aparecer en un acto público. Las tiene en los dos colores, y se las hemos visto puestas al menos cinco veces ya
Elizabeth Moss, de Mad Men, en la pasada entrega de los Globos de Oro
Hasta la siempre perfecta Olivia Wilde tiene que mantener el tipo para que los dedos no se desparramen al menos descuido
Christa B. Allen, de Revenge, consigue por poco que los dedos no toquen la alfombra roja, pero a costa de mantenerlos muy separados para no perder el equilibrio. El efecto óptico es muy feo
A Taylor Schilling, de Orange is the New Black, da la impresión de que se las dieron de un número más pequeño de lo normal. Aunque a la altura del talón le sobra...
A Taissa Farmiga, de American Horror Story, directamente se le rebelaron los dedos gordos, y decidieron campar a sus anchas...
Ahna O'Reilly (Criadas y Señoras, Jobs...) tampoco lo consigue
Quizá el quid de la cuestión esté en preguntarle a quien nunca falla. Diane Kruger parece encontrar la solución, puesto que ella también las luce con mucha frecuencia y en varios colores. Una talla de más, y los deditos se quedan dentro de la sandalia, sin buscar aventuras que no les traerán nada bueno...
¡Mil besos!
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